domingo, 19 de noviembre de 2006

Otro hijo de puta que muere, otro periodista que cae

Murió Julio Ramos, periodista director y fundador del diario Ámbito Financiero, ésta tarde en el Instituto Argentino del Diagnóstico (Perfil.com). Allí estaba en un cuarto absolutamente aislado porque su enfermedad (leucemia) lo había dejado sin defensas y cualquier agresión exterior podía matarlo.

Julio Ramos era otro neoliberal económico, su diario nació en la cúspide del poder de Videla, apoyo la dictadura y la represión y fue funcional a Martínez de Hoz. La información que su diario publicó durante 30 años fue la biblia de especuladores, ladrones y otras lacras, logrando que, especialmente durante el Proceso y el gobierno de Menem, muchos inescrupulosos se llenaran los bolsillos a costa de la gente. Ámbito es moral y directamente responsable de la crisis económica y social del país.

Yo podría marcar tranquilo otra raya en la lista de hijos de puta que se mueren pero sus acciones no son remediadas, como hice hace poco con Milton Friedman. Pero el problema con Ramos es que era un señor periodista, con todo lo que ello implica. Se la jugó para abrir su diario, a pesar de que luego le llovió la guita sucia, y mantenía su línea editorial y sus principios. Cuando lo internaron, hace un mes, se hizo instalar una computadora en su sala para poder seguir haciendo las editoriales de Ámbito. Eso le merece cuando menos, mi respeto, por poco que valga y le importe.

Y sí, hay un conflicto entre las responsabilidades que le caben a Julio Ramos y a Ámbito Financiero en la economía nacional y la admiración y respeto que se le pueden tener a Ramos como periodista profesional. No así en la cuestión ideológica, ya que, como señalaba Jorge Fontevecchia en su editorial de la semana pasada de la contratapa de Perfil, tener otra ideología no justifica negar las capacidades de otra persona.

Recordaba, además, que en menos de 12 meses se murieron Ramos y Escribano (La Nación) y se retiró Héctor Ricardo García (de Crónica, y alguien frente a quien me sacaría un proverbial sombrero por muchas razones). En el estado en que está el periodismo actual, con el problema del financiamiento y la publicidad oficial, y con un gobierno que se cree omnipotente en año electoral, éstas pérdidas no son sólo sentimentales. Nos queda resistir, mantener las ideas e ideales, y seguir haciendo más y mejor periodismo.

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