miércoles, 27 de octubre de 2010

You'll never walk alone


Un hombre no puede gambetear su destino, sólo correrle un pique corto. Mejor quemarse que apagarse lentamente.

Pero nunca, pase lo que pase, nunca caminarás solo. Nos vemos, compañero.

Fotos

viernes, 8 de octubre de 2010

Revenge of the nerds

 
El sábado pasado celebramos la tercera edición de la Rispé, una fiesta que ideamos con el compañero Atilael1 para joder, divertirnos, sacarle punta a la conga y conocer a mucha de la gente con la que interactuamos a diario (o no) en Twitter. La pasamos bárbaro, vinieron más de 130 personas, casi nadie terminó mal, en fin, una fiesta como @esta manda. Gracias a todos, en serio.

Días después, el compañero Matías Castañeda, o el Emo Peronista, o @_matiasc, escribió un post muy recomendable sobre la experiencia de Twitter, donde destaca una frase: "La única red social que está viva es twitter, todo lo demás es paja". Casi al mismo tiempo, Agustín Aguirre, hermano de la querida Carolina o Bestiaria, publicó "La revancha de los tontos", protestando por los "ataques" que recibe en la red social. Argumenta:

Misteriosamente eran todos amigos, se invitaban a fiestas, se comentaban 50 veces por día entre ellos, se pasaban recetas de cocina, y jugaban a ser héroes en 140 caracteres. (...) Sabía que uno era un medico, específicamente un cirujano cardiovascular que siempre quiso ser escritor y nunca lo logro. Que lloro durante toda la primaria, secundaria y también facultad por ser discriminado por sus pares que se mofaban de su homosexualidad. (...) Y ahí, en ese momento, se hizo la luz y me di cuenta de lo que el Twitter les había dado: Una nueva vida.

El post me pareció una pelotudez grosera, propia de una persona con reflexiones profundísimas como esta o esta. Pero lo cierto, pensándolo bien, tiene mucha razón este muchacho. Twitter es una red social para los perdedores, los marginados, los ignorados. Y está bien que así sea.

Entré a Twitter el 25 de junio de 2007. Entonces no había los millones de usuarios a nivel mundial que hay ahora, y en Argentina no llegábamos a 300. Ese día yo acababa de abandonar la carrera, tenía un laburo de mierda y sobrepeso (bueno, más que ahora), estaba deprimido y me había peleado con buena parte del mundo, a excepción de dos amigos. Tenía una vida de mierda.

Al principio no entendía un carajo de qué se trataba Twitter. Pero no tenía nada mejor que hacer en la vida, y empecé. Seguí a usuarios, algunos conocidos de blogs, otros perfectos desconocidos. Comencé a chatear con muchos de ellos. Estaba en Twitter todo el día: lo leía cuando despertaba, en el trabajo, cuando volvía a casa. Descubrí que era perfecto para mí, que suelo tener pensamientos como chispazos, cortos y fugaces. La mayoría de esas ideas no servían para un blog, pero eran perfectas para los 140 caracteres. Entendí que el límite no era una limitación, que el formato no depende de la cantidad de renglones, que cualquier género puede entrar en 20 palabras.

Pero además conocí a un montón de gente interesante. De muchos me hice amigos. Algunos, amigos de fierro. Mis amigos, esos dos amigos de verdad que me habían quedado, también entraron a Twitter. A seis meses de abrir mi cuenta, conseguí trabajo a través de ella y gracias a Darío. Un trabajo acorde con la carrera que nunca terminé de estudiar, un trabajo que me encanta y por el cual sigo profundamente agradecido. Me puse de novio (y convencí a mi entonces novia de abrirse una cuenta, grave error), me separé, tuve historias más o menos fugaces, asistí a eventos, fiestas y salidas a patear tachos por la Costanera. Todo lo contrario a la vida de mierda que tenía antes.

Alguna vez leí que "en Facebook están tus compañeros del secundario, en Twitter están aquellos con quienes quisieras haber ido al secundario". También pensé alguna vez que todos los que estábamos ahí, al menos entre mis círculo de seguidores, eramos los losers: los marginados por escuchar música rara, por no saber jugar al fútbol, porque les gustaba el ajedrez, el aeromodelismo, la zoofilia, los que leían a Nietzsche, los que no rezaban en colegios religiosos. Y está perfecto. Me gusta esa gente. Esa es mi gente. Me quedo con mis follows toda la vida antes de que un ama de casa embarazada a los 20 que manda cadenas de mails y piensa que hay que matarlos a todos. Ahí tenés Facebook, winner.

Porque también hay que entender que ser un inadaptado hace rato que dejó de ser algo malo. El avance de los outcasts que refutamos a Darwin es inevitable. Porque 2008 fue el año en el que los nerds tomaron el poder. Porque esto, amigo mío, es la venganza de los nerds.


Nota: no era mi intención original linkear al blog de Bobero para no darle relevancia. A los boludos se los mata como a los mosquitos, con la indiferencia. Pero considerado que está abajo del 700º puesto en el ranking de Alianzo de Argentina, supongo que no le vienen mal las visitas.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Misa Criolla

Publicado en Artepolítica.


"Me voy", dijo una tarde. El gran orador patrio sólo tuvo dos palabras antes de hacer un paro cardíaco del cual no pudo sacarlo Taiana padre, ni Dios mismo, ni nadie. La frase tiene sentido: muchos de sus biógrafos coinciden en que Perón era un nihilista. ¿Qué otra cosa podía decir ese hombre frente a la muerte? "Después de mí, el diluvio", era también su divisa. Y después de él vino el diluvio nomás. Uno más terrible y duradero que la lluvia de este fin de semana.

Perón tenía, cuenta Bonasso, el "óleo sagrado de Samuel", eso que distingue a los conductores natos. Esa marca de la bestia era su esencia, lo que justificaba su lugar en el planeta, su don y su condena. ¿Podía el General hacer otra cosa que ser Perón? ¿Quiso escapar de su destino fatal de ser la palabra revelada para todos los argentinos? ¿Podía ser un oscuro jardinero madrileño como tantos próceres exiliados, y evitar el mandato de volver a su tierra para ser crucificado? Sólo sabemos que no lo hizo.

Lo mismo podríamos preguntar casi 40 años después. Porque la pregunta, en el fondo, es milenaria y retórica: ¿Pueden los hombres gambetear su destino? Tal vez. Hablemos de un hombre: ¿Puede Néstor Kirchner a esta altura de los acontecimientos ser otra cosa que no sea Néstor Kirchner? Este humilde camarada cree que puede, pero no.

Un mal salto entre la sístole y la diástole pueden volver a demostrar lo endeble de ciertas construcciones políticas. Al Pocho gracias no pasó nada, pero: ¿Y si pasaba? ¿Sería tan terrible la orfandad del kirchnerismo como lo fue la del peronismo una vez muerto Perón? ¿Qué pasaba con Cristina y el hombre del corazón parlante? ¿Cuál era el futuro del espacio nacional y popular con Scioli Presidente? La historia contrafactual tiene la ventaja de que, por suerte, ya nunca ocurrirá.

Tengo la teoría de que nada grande puede hacerse sin un poco de locura. Que todos aquellos que han hecho historia tienen alguna forma de enfermedad maravillosa que los lleva a romper la barrera de lo previsible. El narcicismo, la bipolaridad, el trastorno obsesivo compulsivo (la simple obsesión) son lo que provoca el cambio (la transistasis) del mundo.

Cometeré la imprudencia, incluso contradiciendo lo que propuse antes, de diagnosticar lo que no conozco. Néstor Kirchner es a la vez presidente, titular del PJ, secretario de UNASUR, diputado y siguen las firmas. Podría decirse que tiene el mismo padecimiento que aquejaba a uno de los Hombres Sensibles de Flores: el berretín cósmico de querer vivir todas las vidas y estar condenado a transitar sólo una.

Pero también podríamos aventurar otro diagnóstico: adicción al exceso. Una afección que puede manifestarse bajo distintas formas, pero que guarda un rasgo común entre todos los que la padecen (incluído un servidor): la imposibilidad de moderarse, de medir. Cualquier cosa, en exceso, puede matar. Kirchner no puede dejar de ser lo que es. Kirchner no puede dejar de ser excesivo. Kirchner no puede dejar (¿acaso alguien puede?) de morir de exceso.

Por suerte -esperemos, toquemos madera, aferrémonos a lo izquierdo- lo vamos a tener un tiempo más con nosotros mientras pensamos estas cosas. Si a Perón lo heredó el pueblo (y no discutiremos los resultados), ¿quién heredará este proceso? Mañana vamos a estar ahí, aguantando, saltando, bailando en busca de una respuesta que tal vez no exista. Para que el diluvio nos agarre cantando bajo la lluvia.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Gracioso


"Pero en Twitter soy muy gracioso..."

Fuente: Geek and poke

Vacíos

Publicado en Artepolítica.



Anoche prendí la televisión para dejarla de fondo mientras cocinaba y ante la falta de Los Simpson o el partido de Lanús, terminé sintonizando La Cornisa. Majul había convocado a un autoproclamado “experto en seguridad” cuya perorata agarré empezada, pero pude escuchar muchas cosas interesantes al ritmo del picado de cebolla. Este buen hombre decía entre otras cosas (cito de memoria):

-La “Maldita Policía” no era tan mala porque robaba pero hacía.
-Con la Maldita había menos crimen.
-Estaba bien que la Maldita robara, porque sin presupuesto la policía no puede hacer nada, como ahora.
-Los que salen a asaltar bancos y toman rehenes son “simios drogados” con los que “no se puede negociar ni dialogar” (sic).
-Para prevenir el crimen hay que “salir a reventar villas” con allanamientos.
-Que  “no está mal que caigan en cana cinco peregiles si agarramos a dos chorros”.
-En un arranque místico de Lombrosianismo puro, propuso que los controles policiales en los accesos a Capital Federal paren a la gente por “portación de cara”.

Su discurso sólo era interrumpido por otro periodista, cuyo nombre no recuerdo, que intentaba refutarlo con buenos argumentos pero mal manejo de los códigos televisivos. Majul y un tercer periodista también quisieron iniciar tímidos debates; por toda respuesta, el “experto” esgrimía “a vos te puede gusta o no gustar, yo te digo cómo hay que hacer para bajar la delincuencia”.

Este “experto en seguridad” era un tal Víctor Stinfale, que, según me avisaron minutos después, fue abogado de Telleldín en la causa AMIA, de miembros de la barra de Boca y de Monzer Al Kazar, además de emprendedor nocturno. Pero claro, los tiempos de la TV son tiranos, y Majul no pudo darse el lujo de informarnos el prontuario de este buen hombre (o si lo hizo, yo no lo vi).

Podríamos desechar la opinión de este tipo por sus antecedentes, o por haberlas expresado dentro del aparato mediático, o porque lo dijo en un canal perteneciente a un diputado opositor que tiene un plan contra la inseguridad, ayudame, ayudate, ayudín, incluso podríamos putear a Majul porque... bueno, porque es Majul.

Pero no.

martes, 7 de septiembre de 2010

Anoche


Escena 1, exterior, noche.
1. Dos haces de luz zurcan la Lugones como un campeón. 2. Levantamos al tercer hombre en Alto Palermo. 3. Sale un cuartito y media, respectivamente. 4. El cuarto hombre is over capacity and not responding. 5. Por voto de la asamblea legislativa, acudimos al rescate del cuarto hombre, ahora conocido como La Bella Durmiente. 6. Nos arrimamos cual Ludovico al balcón, pero La Bella Durmiente no está en condiciones. 7. Más bien, está en pijama y sin duchar. Se excusa por la ausencia. 8. ¿Parque Centenario - Juan B, Justo? Dos horas y media. 9. Entradas. Dos tequilas al hilo gratis, cortesía del enano. 10. Acá todo se vuelve difuso. 11. Dos petisas noruegas vienen a manguearnos faso. Estudian español en Ingeniería. No les entiendo un choto. 12. O ella no entiende como funciona el sistema métrico, o el sistema de los meses en Argentina es distinto. Eso, o ya me olvidé todo el inglés. 13. Se fugan y aparece la banda. No necesariamente en ese orden. 14. Oh por dios esas luces me están quemando la cabeza. 15. Con ustedes, señoras y señores, la banda. 16. Justice made in La Salada. 17. Los tipos suben 2 TV, 2 Macs, 4 consolas, 2 ó 3 teclados y 1 guitarra. 18. Ellos son dos contra el mundo. 19. ¿En qué estábamos? Ah, sí, en un cuelgue mancomunado entre el público y los pibes, en la quinta luna de Temperley. 20. Era más o menos una cosa así. 21. Buy it, use it, break it, fix it, Trash it, change it, mail - upgrade it. 22. Media hora tocaron los hijos de puta. 23. Creo que fuimos los únicos que nos dimos cuenta. 24. The puestez was generalized. 25. Situación de estupefacientes, cumbia, metegol, sala de baño. 26. Houston pierde contacto con el Tercer Hombre. 27. La del baño saluda al tercer hombre con un beso, dice que es igual a su nuera Romina, le pregunta si ya tomó tequila. 27. Situación de birrita y alergría. 28. Juicio y castigo al DJ que vino después de la banda. 29. El chabón metió la carpeta de greatest hits, le dio shuffle, y se fue a cagar. 30. No había solución de continuidad. No pegaba ni con moco. 31. Porque de este tema a este otro te banco. 32. Pero mandar Madonna y atrás un dubstep es un aborto, flaco. 33. Acá iba una reflexión pero no recuerdo cuál. 34. Ah, ponele que vimos el sol. 35. No había un ángulo recto 36. No había textura definida. 37. Danza con tortas. 38. El conteo de los muertos da muy mal. Los muertos somos nosotros, los puestos son ajenos. La historia del "0k". 39. Emprendimos retirada, no sé bien en qué condiciones. 40. Puteadas al hijo de puta del DJ. 41. Recuerdos del gordo barbudo zarpado con la remera de One Love y el DJ que la bardeaba. 42. Siempre hay un gordo zarpado. 43. Siempre hay alguien que la bardea. 44. Graham Greene, el tercer hombre, era nuestro GPS. 45. Fue algo así como Niceto - Alto Palermo - Florida. 44. Pero lo mismo podría haber sido Niceto - Berazategui - Johannesburgo. 45. Escala técnica para fertilización de árboles en Saavedra. 46. Escala técnica para el bajón. 47. Cachafaz cósmico, de qué planeta viniste. 48. Recuento de cuerpos: ¿llegaron todos bien? 49. Todos bien. Ok. 50. Muerte y fundido a negro.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Animal de radio



Dedicado a Juan Pablo, el verdadero animal de radio.

Promediaba el año 2000 y yo tenía, digamos, 13 años. Estaba haciendo la tarea en la cocina, un sábado a la tarde, con mi vieja y con mi abuela. Me había criado en el imperativo cultural menemista que establecía el centro neurálgico del hogar frente a la televisión. Pero mi vieja se dio cuenta de que no le prestaba nada de atención a la tarea, aunque lo que estuviera en pantalla fuese Útilísima satelital. El mandato familiar fue unánime: te vas al comedor; ahí no hay TV para que te distraigas.

Y me instalé nomás con todos mis bártulos en la mesa de roble macizo del living. Me senté y me puse a mirar a la pared. Faltaban muchos años y fracasos para entender que estudiar no era lo mío, pero entonces no lo sabía y todavía luchaba contra el desinterés, la paja, la falta de atención o lo que fuese. En eso estaba cuando lo vi: un minicomponente JVC casi nuevo; un equipo que reproducía casettes, tres bandejas para CD's y, lo más importante, radio AM/FM.

Hasta entonces, la radio era para mí el hermano bobo de la televisión, algo que se escuchaba cuando no te queda otra, cuando viajas en auto o trabajabas en un taller mecánico, una margarina a la manteca televisiva. Pero ahí estaba, necesitando un placebo para mi abstinencia catódica. La prendí, y busqué -acaso por herencia paterna- el 95.9, la Rock & Pop. Y empezó la magia. Desde temprano, Cuál Es, que era todo lo que debía ser: rock, mucho rock, un Eduardo de la Puente en su pico creativo post-químico, y un Pergolini que ya había dejado CQC por primera vez, pero todavía seguía siendo Pergolini con todo lo que ello implicaba, y no el significante vacío que es ahora. También estaba Gantman, que hablaba de fútbol para quienes en el fondo no les gustaba el fútbol (a él tampoco le gustaba). Los guionistas y sus radioteatros estaban on fire. Y para rematarla aparecía Alfredo Rosso, que de música sigue sabiendo una bocha. A las 13 arrancaba Day Tripper, pero ese no lo escuchaba porque me embolaba bastante, porque todavía no era indie (?) y porque a esa hora estaba en el colegio.

Después venía Tarde Negra, la gloria entre las glorias, con una Vernaci en su mejor momento, y al principio también con Fernando Peña en la cúspide, aunque duró poco: enseguida se fue y lo reemplazó Tortonese, que no por eso era malo ni peor. También aparecían Barragán. A las 19 llegaba Animal de Radio, que era una entelequia inentendible -para mí- de personajes y discursos partiendo de la garganta inmensa del genial Lalo Mir. Nunca terminaba de escucharlo, por lo general lo interrumpía la cena familiar.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Otras inquisiciones

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"Un tipo que escribió toda la vida con el único fin de ponerla, y no sólo le salió tan bien, sino que encima también escribió cosas de aceptables para arriba, merece todos mis respetos".

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