viernes, 8 de octubre de 2010

Revenge of the nerds

 
El sábado pasado celebramos la tercera edición de la Rispé, una fiesta que ideamos con el compañero Atilael1 para joder, divertirnos, sacarle punta a la conga y conocer a mucha de la gente con la que interactuamos a diario (o no) en Twitter. La pasamos bárbaro, vinieron más de 130 personas, casi nadie terminó mal, en fin, una fiesta como @esta manda. Gracias a todos, en serio.

Días después, el compañero Matías Castañeda, o el Emo Peronista, o @_matiasc, escribió un post muy recomendable sobre la experiencia de Twitter, donde destaca una frase: "La única red social que está viva es twitter, todo lo demás es paja". Casi al mismo tiempo, Agustín Aguirre, hermano de la querida Carolina o Bestiaria, publicó "La revancha de los tontos", protestando por los "ataques" que recibe en la red social. Argumenta:

Misteriosamente eran todos amigos, se invitaban a fiestas, se comentaban 50 veces por día entre ellos, se pasaban recetas de cocina, y jugaban a ser héroes en 140 caracteres. (...) Sabía que uno era un medico, específicamente un cirujano cardiovascular que siempre quiso ser escritor y nunca lo logro. Que lloro durante toda la primaria, secundaria y también facultad por ser discriminado por sus pares que se mofaban de su homosexualidad. (...) Y ahí, en ese momento, se hizo la luz y me di cuenta de lo que el Twitter les había dado: Una nueva vida.

El post me pareció una pelotudez grosera, propia de una persona con reflexiones profundísimas como esta o esta. Pero lo cierto, pensándolo bien, tiene mucha razón este muchacho. Twitter es una red social para los perdedores, los marginados, los ignorados. Y está bien que así sea.

Entré a Twitter el 25 de junio de 2007. Entonces no había los millones de usuarios a nivel mundial que hay ahora, y en Argentina no llegábamos a 300. Ese día yo acababa de abandonar la carrera, tenía un laburo de mierda y sobrepeso (bueno, más que ahora), estaba deprimido y me había peleado con buena parte del mundo, a excepción de dos amigos. Tenía una vida de mierda.

Al principio no entendía un carajo de qué se trataba Twitter. Pero no tenía nada mejor que hacer en la vida, y empecé. Seguí a usuarios, algunos conocidos de blogs, otros perfectos desconocidos. Comencé a chatear con muchos de ellos. Estaba en Twitter todo el día: lo leía cuando despertaba, en el trabajo, cuando volvía a casa. Descubrí que era perfecto para mí, que suelo tener pensamientos como chispazos, cortos y fugaces. La mayoría de esas ideas no servían para un blog, pero eran perfectas para los 140 caracteres. Entendí que el límite no era una limitación, que el formato no depende de la cantidad de renglones, que cualquier género puede entrar en 20 palabras.

Pero además conocí a un montón de gente interesante. De muchos me hice amigos. Algunos, amigos de fierro. Mis amigos, esos dos amigos de verdad que me habían quedado, también entraron a Twitter. A seis meses de abrir mi cuenta, conseguí trabajo a través de ella y gracias a Darío. Un trabajo acorde con la carrera que nunca terminé de estudiar, un trabajo que me encanta y por el cual sigo profundamente agradecido. Me puse de novio (y convencí a mi entonces novia de abrirse una cuenta, grave error), me separé, tuve historias más o menos fugaces, asistí a eventos, fiestas y salidas a patear tachos por la Costanera. Todo lo contrario a la vida de mierda que tenía antes.

Alguna vez leí que "en Facebook están tus compañeros del secundario, en Twitter están aquellos con quienes quisieras haber ido al secundario". También pensé alguna vez que todos los que estábamos ahí, al menos entre mis círculo de seguidores, eramos los losers: los marginados por escuchar música rara, por no saber jugar al fútbol, porque les gustaba el ajedrez, el aeromodelismo, la zoofilia, los que leían a Nietzsche, los que no rezaban en colegios religiosos. Y está perfecto. Me gusta esa gente. Esa es mi gente. Me quedo con mis follows toda la vida antes de que un ama de casa embarazada a los 20 que manda cadenas de mails y piensa que hay que matarlos a todos. Ahí tenés Facebook, winner.

Porque también hay que entender que ser un inadaptado hace rato que dejó de ser algo malo. El avance de los outcasts que refutamos a Darwin es inevitable. Porque 2008 fue el año en el que los nerds tomaron el poder. Porque esto, amigo mío, es la venganza de los nerds.


Nota: no era mi intención original linkear al blog de Bobero para no darle relevancia. A los boludos se los mata como a los mosquitos, con la indiferencia. Pero considerado que está abajo del 700º puesto en el ranking de Alianzo de Argentina, supongo que no le vienen mal las visitas.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Grave error que agradezco, a mí también me sirvió para conocer amigos y cambiar un poco mi vida, pasarla mejor. Muy buen post, coincido. Saludos.

Don Epi dijo...

Yo creo que Twitter tiene algo que "la otra red social" no tiene: Verdadero contenido. Facebook es exposición pura, no se genera contenido per se... la gente se agrupa sin saber por qué, se espía y se masturba con la compañerita de primaria.

En Twitter no hay nada, no tenés un perfil, no tenés fotos. Sos lo que escribís, sos lo que generás y en cuanto no generás nada desaparecés. Son gritos en el cyberespacio y alrededor de ellos es que se van armando los diversos mundos. Además es asimétrico Twitter: Podés seguir a alguien que no te sigue, y viceversa.

Es todo potencialmente, aunque también es nada si se lo mira con ojos de boludín. Es interesante y desde luego es ideal para los nerds que saben jugar a la pelota como yo.

Por cierto: @epimundo

Martianz dijo...

Pará, estás un poco confundido. Tener vida es dedicarte en un blog a decir que otros, en Twitter, no tienen vida e intentar fabricarles una munido de puños cerrados, boló.

Faco dijo...

Epi: coincido.

Naty dijo...

Nerd, lindo posteo!

annastacias dijo...

muy bien faco!

Nicolás Tereschuk (Escriba) dijo...

Buen post.

Eduardo Betas dijo...

Siempre consideré a Twitter como la red social más inmediata, como el pasillo del laburo don de salis a tomarte un recreito e intercambiás algún que otro parrafito.

Pero también es una manera de decir acá estoy o, más aún, de decir acá soy.

Las etapas del pasado parecen irse completando cada vez más rápido. Tan es así que creo que fui testigo de casi todo lo que vos contrás en este post.

Época en que yo solía rascar noticias extrañas sucedidas en provincias.

En fin, aquella época en que eran todos putos tragaleche...

Un abrazo


Eduardo

Anónimo dijo...

El bobero, como vos decis, gano premios por todos lados. Con su blog de mierda, como tambien escribis.

Aparte esta mas bueno que comer pollo con la mano, y vi en su blog que varias chicas se reian de vos y de tu gordura, y de que las invitas a salir por twiiter. Patetico.

Entiendo el resentimiento que tenes, pero sos un perdedor total y estoy de acuerdo con Agustin Aguirre, que es un escritor, que nos represento en diversos paises, y al cual le pagan por sus opiniones. difiero con vos, que sos obeso, fracasado, no sabes jugar al futbol y encima discriminado.

Alabama Worley dijo...

Anónimo:
A Ricardo Fort también le pagan por sus opiniones.