Publicado en Artepolítica
Esta semana se respira un aire distinto. Un aire a "primavera alfonsinista", por así decirlo. Se camina por la calle entre un espíritu patriótico que no se ve muy seguido, que no se puede atribuir sólo al feriado largo. La gente deja de ser un poco "lagente" de la cadena mediática de la buena onda y hasta se relaciona entre ella con otra actitud. Y la ciudad es una fiesta.
Entonces uno se pregunta: ¿Qué es lo que pasa? ¿Cuánto puede llegar a durar? Luego recordamos que estamos a pocas semanas de esa más maravillosa música que es el pitazo inicial del mundial de fútbol. ¿Y si nos va bien? ¿Y si salimos campeones? ¿Qué pasa entonces? ¿Eh, Pasman?
No se puede pensar en el bicentenario, en el mundial, y en los hechos de los últimos y próximos meses en función de la posibilidades del kirchnerismo, en tanto manifestación argentina de los procesos centroizquierdistas y estatistas latinoamericanos, en las elecciones de 2011. Anulada la opción de obligar al gobierno a ajustar o retirarse, aún con un panorama legislativo adverso, sólo queda seguir el destino de un oficialismo cada vez más sólido frente a un rejunte cívico en declive y un peronismo disidente indeciso. En criollo: ¿Y si ganamos?
Claro que todo depende de lo que ocurra en los próximos veces, y los intentos de hacer futurología son vanos. Pero partamos de la base de que existe la posibilidad, más o menos estadísticamente remota o cercana, de la continuidad del kirchnerismo. No hay muchos registros en la historia argentina reciente de procesos políticos y/o socioeconómicos que hayan durado tanto. Eso no implica que un eventual sucesor kirchnerista llegue a la Casa Rosada en 2011 sin saber dónde está parado. Pero el planteo lleva a la pregunta inevitable: En ese caso, ¿qué hacemos?
La economía no plantea mayores dudas. Ningún candidato propone hoy una alternativa al modelo actual, lo que demuestra el "consenso" (ay) al respecto. Sí hay espacio para otra clase de reformas. Llámese reforma fiscal, normalización en el INDEC, modificación del esquema de subsidios, siguen las firmas. En estos puntos no pesa tanto la si son posibles o convenientes, sino si existe o no la voluntad política de llevarlos a cabo.
Hablando de lo cual, ¿qué hacemos con los derechos humanos? ¿Qué hacemos cuando se terminen todos los juicios a los represores? ¿Podremos dar vuelta la página y redefinir un poco el término? ¿Ampliarlo quizás? Hay mucho para hacer con la represión policial, la discriminación -acá se está haciendo bastante y muy bueno-, o con derechos como el aborto y el consumo de estupefacientes.
En definitiva, convendría ponerse a pensar en la posibilidad de cuatro años más de kirchnerismo. No sólo por lo que habrá que hacer a partir de 2011. Sino porque, a la hora de la campaña, habrá que defender lo hecho hasta ahora, sí, pero también prometer lo que puede venir. Como dice un compañero: hablame de futuro.
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1 comentario:
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Juan
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