Es este un mundo de mierda. Todos tenemos que comer, y para comer tenemos que matar. Matar gente, matarles los sueños a esa gentes, matarles la vida todos los santos días a otra gente. Matar para comer y comer para cagar, y seguir cagando, y seguir matando.
Todos tenemos que hacerlo de una forma u otra. Y esta es mi forma. Todos necesitamos que nos cuenten una buena historia. Buenas historias de ficción, para olvidar que mañana tenemos que salir a pisar cabezas. Buenas historias reales, para creernos cuando nos mentimos que del otro lado, del lado que nosotros cagamos y matamos, de ese lado no hay nadie. Para creernos que no tenemos la culpa de nada, que sólo lo hacemos porque tenemos que comer y cagar. Para creernos que no nos queda otra.
Ese es mi trabajo, contar esas historias. Disculpen si vinieron aquí buscando verdades. No las hay. Acaso nunca las hubo, ni las habrá nunca. No se mientan creyendo que alguna vez buscaron eso. Sólo querían historias para sobrevivir.
En última instancia, no soy yo un criminal. Apenas un mentiroso más, hay tantos. Otra víctima en este círculo de mierda. La diferencia es que ustedes me tienen a mí para que les cuenten estas historias. Ustedes pueden elegir creer en ellas. Yo no. Yo tengo que salir a matar y a cagar, a pisar cabezas todos los días, sabiendo que es todo mentira. Que no hay nada. Que nunca habrá nada.
viernes, 28 de noviembre de 2008
Renuncia de un periodista - III
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