martes, 11 de noviembre de 2008
Cómo pega
Publicado por Facundo Falduto en Sicrono.
Guarden las palomas de la paz, barran la serpentina y el papel picado, despidan a la orquesta: hace una semana ya que el senador demócrata de Illinois, Barack Hussein Obama, fue electo 44to presidente de los Estados Unidos.
Pasado el regocijo colectivo de todo el planeta (y de otros planetas también, seguro), cabe preguntarse cómo serán las relaciones del nuevo líder norteamericano con el gobierno actual, y cómo afectará esta elección a nuestro país.
Ya habrán escuchado a gente que dice que nada cambia, que todo sigue igual, que Obama es sólo una cara nueva (y negra) al imperialismo de siempre. Este tipo de afirmaciones tiene algo de cierto y mucho de cuestionable.
El imperio seguirá siendo el imperio, controlado por más o menos las mismas corporaciones y el complejo industrial militar. Pero eso no implica que el gobierno demócrata vaya a ser idéntico a lo que habría sido uno republicano.
Este cambio se debe más a la coyuntura que al recambio de nombres: Estados Unidos y el mundo se ven sumidos en una crisis financiera global, la más grave desde la Gran Depresión. Y al igual que en aquella crisis, todo indica que la mejor forma de salir de esta es con un New New Deal: más intervencionismo estatal, vuelta al keynesianismo, mayor consumo y producción real.
Estados Unidos, en resúmen, se dedicará a "vivir con la suya", fomentar el consumo interno y aumentar las exportaciones. Es la lógica cíclica de autoconservación del capitalismo. ¿Pero esto quiere decir que nuestro país va a perder mercados?
No necesariamente. Es cierto que los gobiernos republicanos suelen ser menos proteccionistas en cuanto a comercio exterior que los demócratas. Pero nuestro mercado representa apenas el 0,4% de las exportaciones norteamericanas (y el 3,9% de las dirigidas a América Latina).
Además, Estados Unidos recibe sólo el 7,6% de las exportaciones de Argentina. Nuestros mayores productos -carne y limones- están protegidos. Aún así, nuestros envíos conforman el 0,24% de las importaciones norteamericanas.
Nuestros pilares de exportación son la agroganadería y la industria automotriz. Nuestross principales mercados: Brasil, China e India, que junto a Rusia forman el bloque BRIC.
Curiosamente, nuestro destino seguirá atado a la suerte de Estados Unidos. Si Obama logra reactivar la economía, se mantendrá el consumo interno. Si eso ocurre, seguirá habiendo mercado para las manufacturas provenientes de China y el sudeste asiático.
Así seguirá habiendo lugar para los alimentos de Argentina. No tendrán los precios inflados que hubo durante la pasada burbuja especulativa, pero alcanzarán para mantener el consumo local y las reservas.
Un poco más inquietante es la perspectiva del sector automotor. Lo más probable es que todos los países industrializados se vuelquen a aumentar las exportaciones para sobrevivir a la crisis, a precios con los cuales Argentina no puede competir.
Uno de ellos es Brasil, que es a la vez nuestro principal vendedor y comprador de autos. Por eso, medidas como esta para proteger la industria local y fomentar el consumo interno van en la dirección correcta, sin importar cómo evolucione la crisis.
Si la Gran Depresión 2.0 se convierte en realidad, Argentina también deberá reaccionar. Para evitar más desempleo, pobreza, y reactivar una vez más la economía como ocurrió en 2002, hay que invertir. Hay que tener con qué. He ahí la importancia de estatizar los fondos previsionales de las AFJP, y no me sorprenderían otras medidas fiscalistas.
También hay vencimientos de deuda externa para 2009. ¿Vale la pena pagarla en el contexto actual, cuando aún así no nos garantizará el crédito? Creo que no. ¿Es posible no pagar, cuando hay también elecciones? Eso se verá con el correr de los acontecimientos.
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2 comentarios:
Siempre me sorprendió que un gobierno que quería aplicar el sistema de Keynes, terminara dilapidando el ahorro y yendo a buscar plata a donde sea.
Los vencimientos se van a terminar pagando, siempre fue uno de los caballitos de batalla de este Gobierno que, paradójicamente, ha sido el que más deuda pagó, y al que más le creció en las últimas décadas.
Muy buen artículo.
Saludos!
Nos preguntamos cómo nos afectará la crisis pero mientras sigamos postergando la unidad de la Patria Grande quedaremos atrapados en las pequeñas mezquindades que han disgregado ha nuestro continente.
Por desgracia nuestra Presidenta hace gala de una discursividad progresista muy alejada de su accionar.
un abrazo
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