Cuando se muere un hijo de puta no sé qué pensar. Por lo general me inclino por el consuelo de que en alguna otra forma de vida o de after-life van a estar sufriendo bocha, pero eso no logra cubrir el deseo de que cierto tipo de personas tengan una larga vida encerrados, sufriendo en forma proporcional al sufrimiento causado.
Hoy se murió Milton Friedman, de un fallo cardiovascular, a los 94. La persona qué semi-directamente causó que millones de niños no sobrevivan el año de vida, tuvo una existencia larga y pacífica. Para quienes no lo sepan, Friedman es el fundador del Monetarismo y principal impulsor a nivel global del Neoliberalismo. Desde su lugar académico, le tiró piedras a los desajustes del Estado de Bienestar para terminar de mandarlo al carajo a nivel global, Argentina incluída, e imponer el capitalismo salvaje en todo el mundo. Digamos que fue el ideólogo de lo que nos pasó desde hace 30 años.
Y bueno, el guacho espichó y no se vino todo abajo, sino que hoy su prédica es cada vez más fuerte e inamovible. Qué injusticia.
Lo que me consuela hoy es saber que el capitalismo salvaje es autodestructivo por naturaleza, a diferencia del Estado de Bienestar que es una tendencia a la preservación del mismo capitalismo. Así que, o mejoramos o nos vamos todos al carajo.
Hasta que eso suceda, conténtense con el mensaje que el bueno de Milton nos deja desde el más allá:
Murió Milton Friedman, premio nobel de economía, y principal exponente del neoliberalismo, de un fallo cardiovascular, a los 94 años (Perfil.com)
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