miércoles, 1 de abril de 2009
New York/2 El Frío
No es ni el océano de luces que se puede ver desde el aire antes de llegar al aeropuerto JFK ni la cara de orto con la que te atiende el 90% de las personas que trabajan en servicios. Lo primero que se advierte al llegar a Nueva York es el frío que te pega una patada en la sien y se te empieza a meter en los huesos hasta que te subís rápido rápido al transporte. La ciudad opera y funciona en torno al frío: el objetivo del juego no es triunfar ni tener plata, sino estar calentito. Un café en la calle es un dólar con cincuenta y +5 puntos de calor. Un café de Starbucks es el doble, pero son +30 minutos adentro de un lugar. Atravesar las dobles y pesadas puertas de un negocio garantiza el changüí de parar en boxes, pero a diferencia de los autos de F1, para recalentarse. Se corre el riesgo de salir habiendo comprado algo. Los homeless y los empleados públicos son artistas del frío. Al verlos en la calle uno se retuerce de dolor y compasión, mientras apura el paso para meterse en el subte que está calentito.
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