martes, 8 de julio de 2008

Los carriles de las rutas argentinas

Publicado por Facundo Falduto en Artepolitica.

General Paz y Libertador

La aprobación del proyecto oficialista en la Cámara de Diputados deja mucha, demasiada tela para cortar, aún si se lo considera comienzo del fin del "conflicto con el campo" o sólo comienzo de otra etapa del mismo.

Demasiada tela para este redactor, que pasó un fin de semana de surmenage en Córdoba Capital a fin de no volverse tan loco con el tema; cuando se enteró de la noticia temió que los Salieris de De Angeli interrumpieran su retorno en algún punto. Consciente de sus limitaciones como costurero, se limitará sólo a unas pocas gotas de este océano de información e interpretaciones.
Hablaré de algo que considero inútil, de movida, pero que acaso sirva discutir en este punto: ideología. Comenzaré, como comienza todo, por citar a Perón. Cuenta Jorge Taiana que Vicente Solano Lima le dijo al Pocho que era, en el fondo, un conservador
Un día le dijo: "Usted es un conservador, un hombre que está con nosotros". "Claro"-respondió Perón-, en el fondo hay que conservar las grandes cosas, porque el cambio de estructuras es lo último que hay que hacer".

Esteban Peicovich, El Ocaso de Perón, Marea Editoria, Buenos Aires, 2007.

Una definición ideológica precisa del actual gobierno es algo complejo que no lograremos, es probable, aquí. Pero podemos acercarnos y esbozar. Partamos del Escriba:
El kirchnerismo es la forma concreta que tomó en la Argentina la ola latinoamericana de gobiernos que actúan en base a la heterodoxia y que no cumplen de manera automática los dictados de Washington ni los de los otrora poderosos oragnismos internacionales de crédito. (...) Es además la consolidación de la forma que encontraron los dirigentes políticos profesionales argentinos -administradores del período democrático iniciado en 1983- de darle una determinada estabilidad institucional al país luego la caída del gobierno de Fernando de la Rúa en 2001. (...) El kirchnerismo es el progresismo-realmente-existente.

Pero luego lo tenemos a Hal que dice que el Gobierno es más bien la versión más lucida del conservadurismo. "Sí, también es eso", respondería automáticamente Escriba. ¿Puede ser ambas?

Creo que necesita serlo. Si el kirchnerismo parte, surge o forma parte del peronismo, aceptaremos que es en esencia pragmático. En esta etapa, el peronismo gobernante se enmarca pues en un populismo, estatista y de centroizquierda (relativice lo anterior a gusto) que se da en toda latinoamérica, mientras que en Argentina es un conservadurismo lúcido que elige representar al progresismo existente. Puede que sea así porque acaso el conservadurismo sea lo más progresista que permitamos que nos gobierne, en tanto el "populismo-estatista-de-centroizquierda" sea lo más progresista que pueda gobernar latinoamérica.

Al comienzo del conflicto, Escriba pronosticaba que el gobierno se tiraría hacia la derecha para ubicarse más al centro con la integración del PJ. Entonces pregunté "Si hacen eso, ¿dejarán un márgen a la izquierda de sí mismos desde donde se los pueda empujar, o mejor dicho, tironear hacia el otro lado?"

Leamos ahora, si aún no lo hicimos, el diario de ayer, en especial aquí, aquí y aquí. Preguntemos: ¿Qué pasó con el peronismo, la fuerza fundamental en la que el gobierno esperaba apoyarse para aprobar su proyecto? Cedieron ante las presiones de sus bases, temieron no poder volver a sus provincias, juzgaron que las compensaciones eran insuficientes, y votaron en contra.

¿Qué hizo el kirchnerismo para resolverlo? Se apoyó en el SI y en otros progresistas para negociar con la Federación Agraria, cedió beneficios a pequeños y medianos productores, y así logró los votos necesarios.

No sólo eso, sino que terminó con un proyecto de ley mucho más progresivo que el original, a pesar de lo que griten De Angeli, las cuatro entidades, la oposición y la mar en coche. Y si todo sale bien, será, además, una norma aprobada por el Congreso. ¿Qué más querés? Ponele la firma de la Corte Suprema, Benedicto XVI y echá los fideos que estamos todos.

"El campo, en su ofensiva, provoca un giro a la izquierda en la política oficial, contra la voluntad del propio oficialismo y de buena parte de los agentes que confluyen en el sujeto nuevo y agrario", había anticipado Hal. Es que los actores antes mencionados debieron estar en esa posición desde un principio; responsabilidad del Gobierno que demoró en articularlo así.

¿Qué aprendimos de todo esto?

1) El kirchnerismo sería suicida si pretende seguir basando su gobernabilidad en cerrarse sobre el PJ. Acaso deba cerrar el frente, reconquistarlo, expulsar rebeldes, realinear la tropa. Pero esa es tarea de Néstor, no de la Presidente. Que aprenda con qué sectores puede negociar (en criollo, ceder algo para ganar algo). Si son los sectores adecuados, como en esta votación, saldrá favorecido, como en esta votación.

2) Debe, además, ampliar su espectro de "apoyo popular" para sobrevivir. Lo dicho, ampliar la participación para tener un contrapeso con capacidad de movilización. Eso requiere algo que ya pedimos todos: mayor redistribución, mayor inclusión.

3) Si quiere, también, reconquistar a los sectores medios, deberá resolver la inflación y otros problemas macroeconómicos, por un lado. Por el otro, y esto es importante para cualquier objetivo, mejorar la "pésima" comunicación. Es otro tipo de batalla, pero una de las más necesarias. Decir lo que se hizo mal es fácil. La nueva tarea es plantear cómo mejorar.

4) Último, y el quid de esta cuestión. Algún chistoso bromeará sobre los logros de la derecha en "profundizar las contradicciones", con bastante razón. Al kirchnerismo ¿hay que empujarlo por derecha o tironearlo por izquierda? Ninguna de las dos: el conflicto enseña que para lograr algo se necesita coacción bien entendida: capacidad de consensuar una demanda, de movilización en pos de esa demanda, de lograr atención mediática sobre esa movilización y esa demanda, de forzar respuestas institucionales. Política, bah.

En eso venía pensando este redactor el domingo, mientras atravesaba la ruta 9. Y en lo bien que vendría un plan extraordinario para ensanchar todas las rutas nacionales a tres carriles. No sólo para mejorar la circulación, evitar accidentes de tránsito, generar trabajo, fortalecer la economía. Sino, más que nada, porque en una ruta de tres carriles, el izquierdo no es de contramano, sino el rápido. Y es también -en algunos países como Estados Unidos- el carril del "pool", el comunitario, para autos que llevan varios pasajeros.

El redactor reconoce que todo texto posee marcas subjetivas del emisor. Y que una de ellas son sus esperanzas y deseos. Por eso no puede negar que desea, espera, ruega que el carril a transitar para movilizar todo esto sea ese, el izquierdo.

Actualización: Leo a Aliverti y veo que palabras más o menos, dice algo parecido, y por supuesto mejor. Y bueno, no pude ponerme aún del todo al día. Está bien que todo está ya dicho y sólo reescribo para pensar, pro tampoco la pavada... Mis disculpas.

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