viernes, 31 de julio de 2009

Escenas de menemismo explícito

Voy con mi hermano, los dos sin un sope, y le digo "¿con cuanto te conformas?", me dijo "5 o 6 mil pesos, algo como para salir y comprar champagne", yo también me conformaba con eso. Cuando vamos a cobrar el que pagaba me dice "¿Cómo la querés a la plata?", ¿cómo que como la quiero?, en plata le digo, y mi hermano me dice "mirá son 9 mil" yo vi que eran 9 mil y pico, pero cuando miro bien eran 99 mil, cien lucas.
Puse todo eso en dos bolsas, los dos felices, salimos de ahí y me compré 400 gramos de crudo, 400 de queso, dos Quilmes, llegue a la casa de mis papás y les dije "miren esto" y tiré 100 mil dólares arriba de la mesa. Era por tocar con Madonna, pensaba "como me van a dar 100 mil", y bueno, me habrán durado 6 meses. Me compré un Alfa Romeo, un Uno, me alquilé un departamento, viajé, me la gasté. Era la irrealidad de los 90, cobré 100 mil dólares por hacer 30 minutos, una locura.
Luciano Giugno, alias Luciano Jr., en Sólo Quince Minutos.

viernes, 17 de julio de 2009

El otro cuento del Hombrecito Verde

Bajé tarde y cansado a hacerme una milanesa, algo para no irme a dormir con hambre, y como ya tenía más ganas de sufrir sintonicé Canal 26. Justo estaba Café Las Palabras, el programa de Artemio López, Rafael Bielsa, y un tercero que no reconozco. Termino de cocinar mientras está hablando Claudio Lozano y en eso aparece Alejandro Apo, el periodista que "echaron", ponele, de Radio Continental. Y Lozano cuenta. Cuenta lo que le dicen los oyentes que se quedaron sin su programa. Lo que ese programa les había dado. Y cuenta que su madre contaba cuentos, y cuenta el cuento de un cuento que contaba su madre. Mientras serrucho la milanesa me pongo a pensar en El Hombrecito Verde, ese libro de Laura Devetach. Que fue lo primero que me leyeron, y lo primero que leí, y que pienso que habría que léerselo a todo el mundo. Y no va que Apo cuenta que su madre cuenta que...

Una vez me contaron que alguien contó que el hombrecito verde de la casa verde del país verde, estaba leyendo un libro verde.
De pronto, toc-toc-toc, sonaron verdes golpes a la puerta verde.
El hombrecito verde abrió y se encontró con el hombrecito rojo que se puso más rojo y dijo:
-¡Perdone! ...pa ...parecee que me equivoqué de cuento.


Y el hombrecito verde se quedó parado, mirando, en el medio de la cocina. Terminó el programa, apagó la tele, y diluyó una gota salada en el detergente que barría la sartén.

lunes, 6 de julio de 2009

Los políticos online y el maní


Publicado en Artepolítica

Homero está sentado en su sillón, dispuesto a comer su maní. Se da cuenta de que tiene en sus manos uno sólo, el último de ellos, que ya no queda ninguno más. Ese maní se cae. Homero se agacha para buscar debajo del sillón y en su búsqueda encuentra 20 dólares.

-"Veinte dólares, yo quería maní", exclama.
Su cerebro le responde: "veinte dólares compran mucho maní".
-"Explica cómo", reclama homero.
-"El dinero se intercambia por productos y servicios", sostienen sus sesos.

Acto seguido, viene una ráfaga de viento y se lleva volando el billete.

La anterior no sólo es una gran escena de un excelente capítulo de una de las primeras temporadas de Los Simpson (que son las únicas buenas, porque a partir de la décima son casi todas una cagada). Es también un claro ejemplo de una persona que confunde lo que cree necesitar con lo que necesita de verdad. ¿A qué viene todo esto, además de una excusa para hablar de Los Simpson? A la política e internet, por supuesto.

Con todas las innovaciones tecnológicas ocurre que se la considera la solución mágica a todos los problemas, en lugar de una alternativa o una superación de lo existente. No estaba vivo cuando inventaron la televisión, pero imagino que entonces decían que iba a reemplazar a la radio, bajar el analfabetismo, curar el cáncer, cocinar un bife de chorizo sin humo y resolver el dilema del huevo y la gallina. Lo mismo que ahora pasa con internet, supuesta transformadora de todo en todas las áreas.